Desde su creación en los años 60, el césped artificial ha sido objeto de opiniones negativas y positivas. Hace años la idea de sustituir las amplias extensiones de áreas verdes, de campos de golf convencionales, para transformarlos en campos de golf sintético, se consideraba como una negativa de los propietarios, a invertir lo que fuese necesario en el cuidado y mantenimiento del césped natural, sin embargo, cabe preguntarse, ¿es realmente una buena decisión, gastar grandes cantidades de dinero y recursos, sin importar las desventajas que esto genere, solo para tener terrenos de césped natural? La respuesta es no. Si bien en sus inicios los campos de golf sintético, eran considerados un simple remplazo al césped convencional, el paso de tiempo cambio esa idea.
A partir del inicio del siglo XXI, los problemas medio ambientales se convirtieron en un tema cada vez más serio, la necesidad de hacer un mejor uso de los recursos naturales y de usar materiales, que permitieran reducir el consumo de agua, genero un cambio en la forma en que se consideraba a los campos de golf sintético. Si bien en sus inicios el césped artificial, no contaba con las mejores cualidades, décadas de desarrollo consiguieron innovar en la creación de mejores de fibras, ideales para áreas de putting green artificial, que permitieron validar las cualidades del material, como uno más duradero y mejor adaptado, a las exigencias de la modernidad. El césped artificial que existe actualmente, es una mezcla de las mejores cualidades, que las fibras sintéticas pueden ofrecer. De textura suave, bajo perfil de mantenimiento y adaptabilidad a todo tipo de terrenos, el césped artificial consiguió transformarse en el material ideal para los putting green, en campos de golf de todo el mundo. Apartándose así, de los días en los que era considerado un simple remplazo para el césped natural.